lunedì, marzo 06, 2006

Los lugares seguros

De vez en cuando todos hemos tenido entre las manos un objeto para el que buscamos un lugar seguro.
El objeto puede ser frágil, delicado o demasiado importante para que podamos correr el riesgo de que se rompa o lo perdamos.
Así que nos ponemos a buscar un lugar seguro: un lugar al que no se accede a menudo o al que es difícil acceder.
En cuando hayamos posicionado el objeto en sú próxima "demora" estamos tan satisfechos del escondite encontrado y de nuestra fantasía que imaginamos que nunca olvidaremos tal hallazgo de nuestro intelecto.
La realidad de los hecho normalmente contradice nuestro convencimiento, ya que normalmente se pueden dar dos opciones.
La primera es que, en cuanto te hayas alejado del "lugar seguro", los ojos, o las manos, que querías se mantuvieran alejadas del objeto den con ello.
Pero esto no pasa a menudo y sólo demostraría que el lugar elegido no era un lugar seguro.
La segunda opción es la que se presenta con mayor frecuencia: pasada la inspiración del momento olvidamos el lugar seguro, en esto, sin duda alguna, hay algo de complicidad por parte de nuestro ego que cree no poder olvidar nunca tan fantasioso lugar seguro.
El lugar seguro acabará custodiando nuestro objeto importante, indipendentemente de sú tamaño, por toda la eternidad y nosotros estaremos condenados a buscar aquel objeto durante el resto de nuestras vidas.

1 Comments:

Blogger SallanWorld said...

Dos observaciones: la primera, que para un hombre es muy difícil esconderle algo a una mujer. La segunda: para encontrar cosas, hay que moverse poco y pensar mucho. Suele dar resultado volver al sitio donde decidiste esconder el objeto, e intentar recordar qué pensabas entonces. Y cuando todo falla, la técnica zen: olvídate de que buscabas algo, vive tu vida tranquilamente, y recordarás dónde lo dejaste...

17:48  

Posta un commento

<< Home